Es noche cerrada, sin estrellas ni lunas
cielo negro pintado en la acuarela de las horas.
El calor del trópico implacable
va goteando por el techo
la humedad…todo es silencio;
un dolor que era pequeño
va creciendo otra vez,
como un árbol seco que retoña.
Sin pensarlo tu nombre volvió a mí
sin pensarlo me acordé de lo nuestro,
y como una estúpida lloré…
a secas… pero lloré…
por ti, por mí, por esta amargura
que se va haciendo hiel
dentro del alma y más adentro tal vez;
y en esta sequedad de vida, desamor y piel
todo el dolor de ti se me hizo carne.
Como ayer, como en todas las horas
cierro mis noches sin lunas
evocándote lejos de mí,
más allá del mar, más allá del tiempo,
preguntándome por qué me dejaste tan sola.
Por qué? Será porque nunca super ver tu corazón.
Otra vez es la noche, ¡cuánto tarda el día!
Ya no hay más preguntas, solo una certeza:
Tú fuiste y sigues siendo mi peor derrota.
Maria José Acuña Belaustegui
Versos tristes, con secuelas de un Amor roto...
ResponderEliminartremendamente bello...
Felicidades Maria José, espero que no seaS la protagonista real de esta historia.
Un abrazo
A pesar de que un corazón roto siga latiendo... los pedazos sangran demasiado*
ResponderEliminarBuenísimo!!!
ResponderEliminarEs un verdadero placer leer tu espacio.
Besos y... ¡¡Gracias!!